La inmunidad a debate
En todos estos años ha sido frecuente que los p/madres de los grupos de crianza en Hazi Hezi nos pregunten qué tienen que hacer con las vacunas cuando los pediatras les dicen de ponerlas. Vacunar o no es una decisión de los propios p/madres; por nuestra parte, ponemos a su disposición libros o artículos a favor y en contra de las vacunas.
Nuestra respuesta ante tal pregunta, y sin ningún tipo de duda, es que la vacuna principal para conservar una buena inmunidad consiste en cuidar una buena relación de los p/madres con sus hijas e hijos, durante los primeros años.
Tras más de 30 años acompañando a los grupos de crianza, empezando con los grupos de p/madres embarazadas, podemos decir que un buen cuidado da más confianza y permite desarrollar una inmunidad con una base más sólida y consistente. Es lo que nosotros denominamos, cuidar la calidad de vida desde el principio, o en esta frase que hemos acuñado: ”La vida encontrará más fácil su sentido si los sentidos se abren a la vida desde un principio” .
La inmunidad empieza a gestionarse fisiológicamente desde que se nace, pero si los p/madres están informados, pueden cuidar este proceso desde el mismo momento del embarazo. Esta preparación inicial permite que los p/madres se empoderen como personas y como pareja. Forman un equipo y haciendo uso de sus propias capacidades, de forma consciente y respetuosa, puede evitarse cualquier intervención externa que no sea estrictamente necesaria. En esa tarea común buscan la complicidad con su criatura de cara a evitar cualquier daño que pueda producirse tanto en la madre como en su bebé. De esa manera, si se presenta algún problema, pueden reaccionar y recuperar la vitalidad y la estabilidad lo antes posible. En primer lugar, prevención proactiva y después, ante cualquier problema, prevención reactiva.
Hoy todo profesional que trabaja en salud infantil sabe qué es lo que mantiene y aumenta la inmunidad. Existe un conocimiento acumulado en neurociencias que avala la importancia del primer vínculo y del buen trato. Ello permite desarrollar una buena calidad de vida, mantener una buena reciprocidad empática entre los p/madre y su bebé: un buen contacto de piel con piel, la lactancia con contacto -una presencia presente aunque se le dé biberón- producen seguridad y confianza. Todo ello evitando el estrés tanto en el hospital como en casa.
El trabajo que realizamos en Hazi Hezi con los grupos de crianza lo bautizamos con el nombre de “el arte de acompañar” porque lo que pretendemos es eso: acompañar a los bebés en su crecimiento, no buscando el parecido con sus p/madres o que sean obedientes. A lo que aspiramos es a que sean dueños de sus recursos, dueños de sí mismos, mediante la exploración y el autoconocimiento con una buena base de confianza en sus p/madres y en los profesionales que intervienen. Asimismo, vemos que dejan la teta cuando han cubierto sus propias capacidades de autorregularse.
La medicina oficial y los responsables educativos, conocen desde hace tiempo las ventajas que tiene un bebé si se le cuida en el desarrollo de la inmunidad desde el embarazo. Sin embargo, los protocolos de atención que están siendo usados, tanto por los profesionales como por los mismos pmadres, pertenecen al pasado. Así, sin darnos cuenta todos nos vemos atrapados y seguimos la inercia.
En estos tiempos en los que es tan importante la inmunidad para mantener la salud, ¿no os parece que es hora de prestar más atención al tramo de nuestro ciclo vital más vulnerable? Es un periodo de vida en el que podemos ayudar a establecer las raíces más firmes para una mayor calidad de vida en el futuro adulto, y mantener así un sistema inmunológico más saludable que el de nuestra propia generación y de las anteriores.
¿Creéis que merece la pena intentarlo, o no?
J. Ramón Mauduit Agirrezabala,
Psicólogo, psicoterapeuta reichiano
Especialista en Prevención Primaria y Comunitaria