La infancia :Tiempo de echar raíces
LA INFANCIA: TIEMPO DE ECHAR DE RAICES
Venimos de un pasado en la que la supervivencia ha exigido que el adulto se emplee a fondo para sobrevivir, y quizás ese es el objetivo prioritario que ha conducido al ser humano hasta nuestros días.
El ciclo vital ha sido descubierto recientemente y lo sabemos distinguir en cuatro partes, la infancia, la adolescencia, el adulto y la vejez. Numerosos trabajos recientes nos indican que la atención al predominar en el adulto quedan en cierta manera marginadas la infancia, la adolescencia y la vejez.
El adulto que toma conciencia de que la vejez es algo que va a llegar, ha movilizado recursos que disminuyen su marginación, y si bien se ha avanzado en atención material tiene grandes carencias a nivel afectivo.
La adolescencia: también empieza a ser tema de atención y se empiezan a gastar sumas importantes de medios para facilitar la incorporación del joven a la actividad productiva. Cada vez esta resultando más alarmante. Muchos padres y madres se sienten impotentes de no poder mantener una relación de confianza con sus hijos-as. Antes la naturaleza hacía de filtro muy estricto y se abandonaba la casa paterna solo por trabajo o porque se casaban, no importaba tanto si había o no-comunicación, pues no existía la vulnerabilidad de hoy en día, se sabía donde estaba cada uno aunque escapara el cómo, la supervivencia y las circunstancias de la misma servían de molde según el medio social y cultural que cada uno se encontrara. Hoy en día este conocimiento del otro, de saber por donde anda cada uno se nos ha complicado, la proliferación de medios de evasión se ha disparado y el conocer o probar lo último se pone de moda, con lo cual los padres pierden la posibilidad de seguir su rastro.
Si la adolescencia es de por sí un periodo de reactivación de los procesos anteriores y si cuando eran pequeños los padres no hemos estado accesibles, ellos ahora rechazan que queramos tener esa accesibilidad. Esa falta de comunicación resulta traumática para muchos padres que por mantener la accesibilidad y estar bien con ellos no son capaces de poner límites y consiguen de ellos lo que quieren, perdiendo la oportunidad de que encuentren un sentido en la vida a través de sus propios recursos.
Llegamos a la INFANCIA: es la que está más olvidada que ninguna. La naturaleza ha previsto que al ser el bebe humano tan inmaduro necesite un tiempo para alcanzar cotas que en otros animales vienen dadas, el resto de los mamíferos nada más nacer y al poco tiempo se pueden poner de pie (Ej. cabras, ovejas,etc…) , el bebé humano sin embargo tarda aproximadamente un año para hacer lo mismo y se hace necesario la presencia materna para poder subsistir, la cual propicia el vínculo afectivo que facilita la seguridad de base y permite la conquista del cuerpo propio en un ejercicio de movimiento libre, espontáneo a través de la relación. Además, se da un proceso acelerado del desarrollo del cerebro que se considera como base de sustentación del futuro adulto y que ha sido comprobado que los cerebros que han madurado en mejores condiciones pesan más que los que han vivido en situaciones adversas.
Hoy asistimos a una realidad en la que la mujer por lograr las mismas cotas de autonomía y reconocimiento social que el hombre, se lanza al mercado del trabajo robándole éste la permanencia al lado de su hijo, mantenida por la naturaleza durante miles de años.
El compromiso de tener hijos y criarlos antes recaía en la mujer pero tenia el colchón de la familia extensa de madres, abuelas, tías, primas, hermanas, etc… Hoy recae casi exclusivamente en la mujer y no le da tiempo ni de mentalizarse de los cambios que se dan en su cuerpo y en su mente, debido al estrés que le exige la supervivencia en este contexto de productividad. Así vemos hoy que el parto no es su parto, y todos los medios le conducen a reducir el uso de sus propios recursos para un parto natural, utilizando medios artificiales que la separan de si misma y del contacto con su bebé. Aprovecho para recordar que el día 7 de junio es el día INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DEL NACIMIENTO.
Cuando la mujer llega a casa no existe el colchón que tenían antes, se encuentra más sola que la una, por eso están aumentando las depresiones post parto y los cólicos del 3o mes, la impotencia hace que la responsabilidad se lleve como una losa y esto requiere desde la perspectiva de prevención primaria crear redes de apoyo social, también el que en vez de 4 meses de baja maternal puedan tener como hay en muchos paises europeos 1 año de baja por la maternidad.
Las mujeres cuando llegan a casa empiezan a tirar de lo único que tienen a mano: sus maridos. Estos hasta ahora han visto que criar es tarea de mujeres y cuando llegan a casa quieren leer su periódico y ver el telediario y dormir por la noche porque al día siguiente tienen que trabajar. Así vemos
que el espacio de la casa se hace irrespirable y quien paga los platos rotos es el bebé, a parte de que la pareja va debilitándose, perdiendo la confianza mutua y la comunicación se hace más difícil. La mujer, como tiene que volver a trabajar a los 4 meses, deja al hij@ en la guardería y así vemos que la familia ya no se encarga de criar a los hijos.
El sistema sanitario ve bien que la mujer no utilice sus recursos, es más manejable si se deja llevar y así consiguen que todo sea más rápido y evitar los riesgos, no le interesa que la mujer sea consciente de sus recursos y sepa utilizarlos como lo ha hecho en estos miles de años. El sistema sanitario prefiere dirigir y no acompañar. La OMS denuncia abusos en cesáreas y epidurales, como siempre el gran olvidado es el niño, como no puede explicar nada no sabemos lo que le ocurre y con tal de que salga vivo del hospital ya se ha cumplido…. y la calidad? ¿Quién lo controla?. Estamos viendo que el proceso madurativo del bebe hoy está siendo muy abstracto y hay investigaciones que explican cómo afecta tanto cuando es niño como cuando es adulto.
El Sistema Sanitario ayuda a que la mujer piense que la salud del niño es propiedad de los médicos y que utilizar sus propios recursos no tiene que ver con la salud del niño, los pediatras a su vez, con sus tablas americanas, entre otros por un decir, le hacen desconfiar de la leche de la madre y hacen introducir el biberón para que gane peso, así vamos perdiendo la posibilidad de seguir en contacto con la madre y que ella confíe en sí misma.
Luego tenemos el famoso libro del Doctor Estivil de “Duérmete niño” que más bien se tendría que llamar “Callate niño”, que si bien se ha ido desnaturalizando la relación padres-bebé éste acaba rematando su única expresión de comunicar cuales son sus necesidades. Las madres, aunque resuena en su profundidad el dolor de la amarga soledad, aguantan estoicamente hasta que el niñ@ ha aprendido sencillamente a no molestar, al desatender estas necesidades profundas pierden el contacto consigo mismo y de esta manera pierde el vehículo de comunicación con el exterior, con sus padres que no comprenden lo que le pasa.
El Sistema Educativo, como hasta ahora no se ocupaba del tiempo del niñ@ de 0 a 3 años podemos decir que “no sabe”, “no contesta”, pero ahora que asume dentro de un programa este periodo también vemos que sin variar los criterios del desarrollo del niñ@ pasa a aprovecharse del desgarro sufrido entre la pareja y el niño en el Sistema Sanitario y hace mantener esa ruptura, gastan sus presupuestos colocando profesionales que no saben del
desarrollo madurativo de los niñ@, produciéndose cada vez más que los padres dejan mas pronto a sus hijos en la guardería y mas tiempo, no es una exageración si digo que hay niños que están de las 8 de la mañana a las 6 de la tarde. Hay muchos maestros y maestras que quieren trabajar con los niños, pero en otras condiciones, que los padres sean los únicos responsables de que los niños estén sanos y ellos apoyar con los recursos adecuados a enriquecer y no resignarse a lo que toca, así vemos que la productividad llega al extremo del absurdo: embrutecer la vida humana desde su mismo origen.
La experiencia de trabajo con parejas embarazadas y seguimiento de niñ@ de 0-3 años muestran que existe un camino: Se produce un modelo de responsabilidad en el que el padre toma parte activa en el embarazo y se da cuenta de que también está embarazado aunque no lleve al hijo en su vientre, que el hijo es un proyecto de ambos y que ante las dificultades en el proceso del embarazo, parto y crianza van a estar los dos juntos.
Desde esta visión va surgiendo la reivindicación de que si hace el amor es un acto íntimo, tener un hijo, el parto también lo es y buscan que se les respete al máximo su proceso. Un parto donde los dos participan activamente y llega el hijo; el ambiente emocional que se respira entre los tres no tiene nada que ver con el parto clínico, donde el padre está ausente o en una esquina.
Hacer las responsabilidades compartidas desde un principio y pensar en el futuro de su hijo hace que se anticipen a los problemas que se van a ir encontrando, por eso cada vez hay mayor interés en saber de forma concreta como es el proceso madurativo, sano el niño y adoptan actitudes de un seguimiento más cercano de las alteraciones y enfermedades y buscan remedios más de contacto, más de afecto y más de ayudar a superar.
Así vemos que estas familias se gastan mucho menos en medicinas y tratamientos médicos, de lo cual tendrían que darse cuenta las autoridades pertinentes, que un año de presencia materna es la salvaguarda de enfermedades actuales y futuras y que compensan no sólo a nivel económico, sino con respecto a la salud física, psíquica y emocional.
El ser conscientes de esto hace que cada vez más parejas tengan interés en juntarse para compartir y apoyarse en las dificultades de la crianza. De esta manera buscan las mejores condiciones que favorezcan este periodo crítico de la infancia, el cual es tiempo de echar raices.
Jose Ramón Mauduit Aguirrezabala. Especialista en prevención primaria y comunitaria.