En el día de la Atención Temprana
J.Ramón Mauduit Agirrezabala. Psicólogo. Terapeuta Reichiano. Especialista en Prevención Primaria y Comunitaria.
En medio de esta pandemia que vivimos tenemos que recordar que hoy, 15 de abril, se conmemora el dia de la atención temprana, reconocida e impulsada en los últimos años como una prestación imprescindible para todas y todos los niños que la precisen y sus familias.
Es una muestra de que durante estos últimos años hay una sensibilidad creciente sobre lo que ocurre en la infancia. Es decir, que nuestra mirada mira de forma más atenta y preocupada. Parece que todavía no hemos descubierto qué es lo que supone para nuestra sociedad y su porvenir, el cómo cuidamos a nuestras niñas y niños, los futuros responsables de las sociedades venideras.
Parece que hayamos descubierto lo que es la infancia, aunque se nos presente, todavía, de forma ajena para los adultos. Puede que el motivo sea las condiciones de una subsistencia económica tan precaria como la que vivieron nuestros padres y madres, que dejaron sus casas de campo para ir a grandes ciudades, teniendo que vivir hacinados y sometidos a trabajos monótonos de muchas horas de trabajo en las fábricas, trayendo como consecuencia poco tiempo para estar en casa, un alejamiento de sus propios ritmos y un endurecimiento y precaria autorregulación del contacto con uno mismo.
De esta forma, la época de la industrialización ha embrutecido tanto a los hombres como a las mujeres. Ha favorecido el descuido y el maltrato de la infancia hasta que nos hemos encontrado con la pared. Y, ¿qué hay detrás de esa pared? Nos imaginamos muchas situaciones sin escrúpulos, ocultas por las cuatro paredes, pues todavía hay mucha pared por medio, dificultando ver, por ejemplo, lo que pasa en las casas. ¿Qué tipo de convivencia se vive en un contexto como el nuestro en el que tantas parejas se separan? En el caso de las guarderías, con adaptaciones precipitadas y desestructurantes. En las escuelas con aprendizajes obligados que no tienen sentido para el alumnado, secuestrando su motivación, su capacidad critica, sus aspiraciones y perdiendo su finalidad. En los hospitales: salvando y cuidando vidas que están en peligro como está pasando ahora, si, pero si excluimos algunos centros, están muy sordos ante la importancia de la relación y la función del instinto entre p/madres e hijxs. Y qué decir, en las iglesias, con casos de abusos a niñas y niños.
En definitiva, todavía las relaciones humanas, sufren de mucha carga del pasado. Arrastramos los miedos y el dolor de la humillación, del rencor, de la fragilidad, de la vulnerabilidad. Hemos generado guerras para no identificarnos con los del otro bando o para aprovecharnos del buen momento propio y del mal momento del otro, sin piedad. Lo vemos todos los días en las películas. Siempre hay algún bueno que no tenía que haber muerto y luego se hace justicia y buscan al malo, pero el bueno ya no vuelve y nos quedamos tan panchos. Lo que intento decir es que la violencia se permite, oculta por las cuatro paredes, de una forma muy sutil que aceptamos como si fuera “normal”.
¿Y cómo hemos llegado hasta este punto de normalización de la violencia? Mientras veo las noticias y escucho que han matado a una mujer que ha dejado dos hijxs, que hace la número 30 víctima de la violencia de género este año, no nos preguntamos qué es lo que le ha llevado a ese hombre a matar.
Pues las estadísticas dicen que este año a este ritmo serán unas sesenta. Y nos quedamos tan anchos. Pero, ¿y si la siguiente puedes ser tú? ¿Te quedarías así de tranquila/o?
Para el coronavirus se gastan millones de euros e investigaciones científicas sin parar para encontrar una vacuna. Pero para esto, ¿qué pasa con este sufrimiento, cuál es su origen y su remedio?
Podemos decir en principio, como mínimo, que es por una incapacidad de no poder controlar sus impulsos destructivos. Pero ¿por qué estamos tantos con esa incapacidad? Porque ha habido maltrato. Son las heridas del instinto: impotencia, rabia, frustración. Dicen que quien ha sido maltratado puede a su vez maltratar. Puedo decir como terapeuta que no siempre es así.
Hoy gracias a las neurociencias podemos comprender y diferenciar el origen de distintas patologías que ocasionan graves discapacidades en el ser humano al afectar el sistema nervioso en formación. Vemos que tenemos la habilidad de recibir e interpretar las sensaciones provenientes de nuestro cuerpo y del entorno, lo que constituye la base sobre la que el niño madurará nuevas habilidades en todas las áreas de su desarrollo.
Ya no podemos decir que las y los niños no sienten nada. Los expertos en desarrollo infantil remarcan, con suma preocupación que el proceso madurativo del niño/a de 0 a 3 años es lo mas importante en el desarrollo del ser humano. Pero hoy en día todavía es como ver llover.
También dicen que la capacidad de escucha, la empatía, la reciprocidad, la accesibilidad, la confianza, la presencia presente, se pierden o se aprenden aquí, aunque luego todavía les toca madurar.
Hace 10 años escribí un articulo, “Niñas y niños de segunda en un país de primera”. El proyecto que habían desarrollado las maestras de Usurbil durante 9 años fue eliminado por motivos económicos y todo el esfuerzo pedagógico se les vino abajo. Me imagino que como este caso otros muchos. Y es que en la infancia, en el trato a los niñxs, no funciona el I+D+I que se motiva tanto en la industria. No se presta la atención que creo que se merece.
En estos diez años, lo que ha cambiado es que han abierto 4 escuelas libres mas en Gipuzkoa. Los padres y madres desde abajo ya se están moviéndose y poniendo atención, a ver que pasa con los de arriba.